5 de septiembre de 2013

Los dos Wohnheims

Dos meses. Ocho semanas que pasaron volando. El tiempo siguió  corriendo cuando yo ya no estaba acechando. La ausencia de rutina lo hizo todo confuso. Qué rutina; ni está ni se le espera. Nadie la quiere en este mundo de nuevas sensaciones, de nuevos sentimientos. De sentir en una tierra extraña el cariño, el amor sincero.

Me siento ridículo hablándole a una pantalla que nunca me devolverá respuesta. Quizás no escribo para nadie, quizá sólo me expresé para sacar lo que llevo dentro. Lo que no cuento a nadie porque no espero que entiendan, ni trato de que comprenda nadie. Qué es la vida? un frenesí incontrolable, una carretera cuesta abajo sin frenos, o cuesta arriba. Eso quién lo controla? yo sólo sé que estoy aquí, ahora, buscando el mejor camino que me llevé cerca de mi meta. Cerca de mi destino.

Tratando de volveros difusos os concreto. Os valoro, os admiro, os cojo cariño. Os respeto. Me demostrais cada día el sentido de levantarse dejando de buscar razones vacías, algo dónde agarrarse. No os reís ni os mofais de mis caras, de mis gestos. Sólo me aceptais como soy. Nunca os pediré que cambieis porque me gustáis tal y como sois: eso es lo importante. El resto es banal, fútil, trivial, inútil. Es tratar de encajar piezas en un puzzle que no existe. Sois como sois y así me gustais; por qué cambiaros?

Jamás pensé que me encontraría en casa estando tan lejos de ella, pero así es. Y es gracias a vosotros. No sé cómo describirlo pero es algo que siento dentro y me gusta. Habéis convertido un lugar extraño en un hogar.  Cocinandos, riéndome con vosotros, invitándome a cervezas,Las Mil y Una conversaciones en la terraza ... para mí fueron lo más importante. Y el objetivo de aprender un idioma quedó eclipsado por la necesidad de conoceros.

No me arrepiento de nada. Gracias. Ich bereue nichts. Vielen Dank.

Nos vemos en el camino.