Dos meses. Ocho semanas que pasaron volando. El tiempo siguió corriendo cuando yo
ya no estaba acechando. La ausencia de rutina lo hizo todo confuso. Qué rutina; ni
está ni se le espera. Nadie la quiere en este mundo de nuevas sensaciones, de nuevos sentimientos. De sentir en una
tierra extraña el cariño, el amor sincero.
Me siento ridículo hablándole a
una pantalla que nunca me devolverá respuesta. Quizás no escribo para
nadie, quizá sólo me expresé para sacar lo que llevo dentro. Lo que no
cuento a nadie porque no espero que entiendan, ni trato de que comprenda nadie. Qué
es la vida? un frenesí incontrolable, una carretera cuesta abajo sin
frenos, o cuesta arriba. Eso quién lo controla? yo sólo sé que estoy aquí,
ahora, buscando el mejor camino que me llevé cerca de mi meta. Cerca de
mi destino.
Tratando de volveros difusos os concreto.
Os valoro, os admiro, os cojo cariño. Os respeto. Me demostrais cada día
el sentido de
levantarse dejando de buscar razones vacías, algo dónde agarrarse. No os
reís ni os mofais de mis caras, de mis gestos. Sólo me aceptais como
soy. Nunca os pediré que cambieis porque me gustáis tal y como sois: eso
es lo
importante. El resto es banal, fútil, trivial, inútil. Es tratar de
encajar piezas
en un puzzle que no existe. Sois como sois y así me gustais; por qué
cambiaros?
Jamás pensé que me encontraría en casa estando tan lejos de
ella, pero así es. Y es gracias a vosotros. No sé cómo describirlo pero es
algo que siento dentro y me gusta. Habéis convertido un lugar extraño en un hogar.
Cocinandos, riéndome con vosotros, invitándome a cervezas,Las Mil y Una
conversaciones en la terraza ... para mí fueron lo más importante. Y el
objetivo de aprender un idioma quedó eclipsado por la necesidad de
conoceros.
No me arrepiento de nada. Gracias. Ich bereue nichts. Vielen Dank.
Nos vemos en el camino.