31 de mayo de 2013

Wozu sind wir hier, auf dieser Welt

Hoy me ha tocado hacer una redacción en alemán y el tema era "Para qué estamos aquí, en este mundo". Ya que estaba, en vez de poner cuatro frases por poner, me lo he currado un poco. Y como me ha convencido el resultado, os lo dejo por aquí. En castellano, claro.

"Dios, el Big Bang... son todas explicaciones para un hecho inexplicable. 

Somos insignificantes hormigas en un mar de estrellas. Para qué estamos aquí sigue siendo un misterio. Cada uno tiene que encontrar su propio camino en este mundo sin sentido. 

Pero en mi humilde opinión, deberíamos dedicarnos a vivir la vida en lugar de buscarle una explicación. Saborear, escuchar, tocar, sentir y amar tan fuerte como podamos, porque no tendremos una segunda oportunidad. Quizás en la muerte hallemos la respuesta, pero no tengo ninguna prisa por llegar a ese punto. 

Tan solo deberíamos pensar que muchos miles de estrellas y planetas fueron sacrificados para dar lugar a los átomos que conforman nuestro cuerpo. Pensar que millones de años han sido necesarios para llegar a este punto. Aquí. Ahora.

Olvidemos las naciones y las banderas. Las religiones y los credos. Dejemos de fingir que otros humanos son el enemigo; que no somos iguales. Porque sabemos de sobra que sí lo somos. 

Seamos simplemente humanos por primera vez en 10.000 años. Seamos lo que deberíamos haber sido desde un principio. 

Somos el resultado perfecto de una broma del destino. De una carambola del universo. Seamos al menos educados y devolvámosle el favor."

29 de mayo de 2013

De sujetadores y otros instrumentos de opresión

Comentaba el otro día con los compañeros una teoría bastante conocida sobre el juego de la seducción. Partiendo del axioma de que es la mujer la que controla el juego (discrepad si queréis, pero también había quien decía que la tierra era plana...), dice algo así como:

"Si cuando te acuestas con una tía lleva la ropa interior conjuntada, entonces te ha ligado ella a ti"

Se aplica a relaciones heterosexuales, pero imagino que sería extrapolable a las demás en mayor o menor medida. Alla cada uno con sus cadaunadas.

Lo interesante de la cuestión es que da a la mujer el verdadero papel que desempeña en esa obra teatral que es el cortejo: la puesta en escena, el vestuario (colonias incluidas), el guión establecido y el toma y daca de las improvisaciones. O más bien debería decir devuelve.

Hay quien lo llama guerra de sexos. Para mi es un baile, una partida de ajedrez. Lo importante no es ganar. Nadie quiere ganar a un rival fácil. El que le mole ese rollo que vaya al #castingdegandiashore7. Lo que se busca es un rival que te haga sudar, que te haga dar lo mejor de ti. Y así, aunque pierdas hoy la partida, seguro que te dan una oportunidad de jugar la revancha. Y si no siempre te quedará aprender de tus errores.

Dicen que bailar es la manifestación vertical de un deseo horizontal. Pero el deseo empieza con la primera mirada, con la primera mordida de labio y, sobre todo, con las primeras palabras. Con ese intercambio de golpes verbales con el rival. Por eso a mi me gustan desconjuntadas. Porque la lucha está equilibrada, porque es más interesante. Porque en un tugurio oscuro los gatos son pardos y la inteligencia se diluye entre el estruendo. Porque hay que buscarla y, como decían en Martin Hache, hay que follarse a las mentes:


28 de mayo de 2013

Paraguas de lunares

Hablaba el otro día de lluvia. Y casi de la mano de la lluvia, van los paraguas. Ese gran enemigo. No tengo nada en contra de la herramienta en sí, me parece útil y con tintes estéticos. Puede darle colorido o sobriedad a la vestimenta, poner un toque divertido, quizás hasta alegrarte el día.

Pero no son los paraguas los que me causan animadversión. Son los que lo empuñan. Sin darse cuenta de que en sus manos portan herramientas de destrucción. Tengo la suerte o la desgracia de medir 1.86m o lo que es lo mismo, lo justo para que los extremos de las varillas del paraguas medio me quede a la altura del ojo. Así que los días que llueve (que como bien sabéis, en Pamplona son pocos), me toca esquivar una maraña de afiladas garras que intentan arrancarme los ojos.

Y me parece curioso porque refleja fielmente en lo que se está convirtiendo la sociedad. Yo me protejo bajo mi paraguas y melapicaelresto. No me preocupo de si molesto a alguien, voy a lo mío y punto. Quizás la sociedad no se esté convirtiendo en eso, sino que viniese así de serie.

Hace un par de semanas estuve a punto de empezar a escribir el blog porque entré en el supermercado cuando quedaban 3 minutos para cerrar, y la cajera me dijo que ya estaba cerrado y que no podía pasar. Si me hubiese puesto cabezón, seguramente habría podido entrar y coger la pizza congelada que tenía pensado cenar. Pero no es ese el mundo que quiero. No quiero un mundo en el que estemos constantemente midiendolapollaaverquienlatienemásgorda. En el que reine el más fuerte.

El utópico mundo de la piruleta que tengo en mente es ese en el que cuando entre en el super la cajera me diga amablemente que está cerrando, y yo le diga sinceramente y de corazón que "es sólo un segundo". Y ella me mire comprensiva y empática, y me diga: "venga, pero dese prisa". Un mundo civilizado joder. Y la culpa de alejarnos de ese mundo es nuestra. Por comprar en esos supermercados impersonales, que para poner los precios bajos que exigimos se ven obligados a pagar una mierda al personal de cajas por un trabajo mecánico carente de humanidad. Por relegar al tendero de toda la vida, que te conocía y te llamaba por tu nombre, a un segundo plano y al olvido. Al borde de la extinción.

Escribía Pérez-Reverte sobre esto hace tiempo. Y cuando me pasó lo del supermercado a punto estuve de empezar el blog esa noche. Pero en ese momento tampoco tenía nada que añadir, y como decía aquel, si lo que vas a decir no es mejor que el silencio... calla.

La diferencia es que hoy he visto a una chica con un paraguas transparente. Puede parecer una tontería, pero era una gran diferencia. No se aislaba del exterior, tan sólo se protegía para no mojarse. Pero podía seguir atenta lo que seguía pasando a su alrededor. Y quizás yo, a diferencia de Pérez-Reverte, todavía no peino canas suficientes para verlo todo negro. Puede que todavía me quede una pizca de ingenuidad infantil que me deje seguir viendo las cosas buenas de este mundo. A través de mi paraguas transparente.

25 de mayo de 2013

Una lluvia violenta y salvaje.

Me gustan las tormentas. Esas tormentacas en las que el repiqueteo de las gotas en la ventana forma una especie de melodía, los relámpagos deslumbran y anuncian el sonido ensordecedor del trueno que les corteja. Esas que te vienen a la cabeza cuando escuchas la canción de Revolver


No hace muchos años alcancé la consciencia de que en esta vida no iba a poder hacer todo lo que se puede hacer, ni tan siquiera todo lo que quería hacer. Evidentemente desde siempre había sabido de alguna forma que no somos inmortales. Pero de ahí a ser consciente del hecho hay un trecho. Igual os parece una chorrada, pero a mi me marcó.

Y desde entonces veo la vida como un relámpago. Nacemos en el cielo (sin connotaciones religiosas, por favor) y desde el momento exacto en el que salimos de la nube tenemos un abanico infinito de ramas, de posibilidades, de puntos por los que pasar. Pero conforme vamos avanzando hacia abajo, el rumbo que hemos ido tomando hasta el momento condiciona nuestras posibilidades futuras. Escoger un camino significa seguir una senda, pero también dejar de seguir otras.

Igual para explicar esto es mejor emplear un quincunce o Tabla de Galton, pero admitidme que el relámpago era mucho más metafórico. Pongamos un ejemplo un poco más práctico. El valor más a la derecha es ser deportista de élite y el de la izquierda el mejor pianista del mundo. Para llegar a estos puntos, en cada decisión tendremos que tomar siempre el mismo camino (siempre derecha o siempre izquierda). Lo que significa hacer muchos, pero que muchos sacrificios.

Afortunadamente la vida no es tan perfectamente lineal, ni los puntos a los que queremos llegar son siempre los extremos, por lo que siempre hay margen de error. Y a veces la presencia de un relámpago cercano influye en el curso que sigue otro, lamour-ohlálá-lamour y esas cosas. Simplemente hay que disfrutar del trayecto y cuando te encuentras en un cruce, tomar la senda que crees más adecuada.

Pero tampoco nos tomemos la vida muy a pecho: vamos a acabar estrellándonos en el suelo hagamos lo que hagamos...

24 de mayo de 2013

Diplomacia

No te cases con nadie. Nunca. No hablo de amor, hablo de aferrarte a una idea, a una postura, a un bando. Cásate sólo contigo mismo, y con tus principios. Pero con los principios que tengas hoy, porque mañana pueden no ser los mismos. Ah, y ten compasión cuando estés en el lado de los vencedores, porque te gustará recibirla si algún día te toca el otro lado. Bastante amarga es la derrota, como para que encima tetoquenloshuevos.

Sé esceptico hasta la médula porque no hay una verdad. No me creas, sólo leeme. Sólo existen las verdades que nos llegan a través de personas, y cada persona tiene la suya propia. Filtra cuanto puedas y formate tu propia verdad. Pero sobre todo nunca, bajo ningún concepto, actúes de una forma que no quieres porque te lo diga tu entorno: "Para que el mal triunfe, basta con que los hombres buenos no hagan nada". No alimentes la turba, porque te deshumanizará, te quitará lo poco único que tienes.

Es de los pocos consejos buenos que te podré dar. Por un lado porque doy pocos y por otro porque los consejos casi nunca valen. La experiencia viene de los errores propios. Está bien saberse la teoría, pero no hay mejor profesor que la vida cuando te suelta una guantá bien dada. Si decides seguir ese camino, estate preparado. Vivirás en el fuego cruzado. Te lloverán de todos los lados. Y te preguntarás qué haces ahí, solo, mientras los demás se parten la crisma. Todos aferrandose a una cruz, a la tradición, al enmicasasejuegaasí. Y todos alentándose entre ellos, sabedores que si su bando gana será una victoria de todos.

No recuerdo en qué momento miré a mi alrededor en la trinchera, vi que no me gustaba lo que tenía a mi lado y crucé hacia el otro lado. Me llamaron de todo: traidor, sucia rata, vendido, túantesmolabas... Te va a tocar pasar por eso. Y seguramente llegues al otro lado, tampoco te guste lo que veas, y vuelta a empezar. Ley de vida maifriend.

Y entonces te darás cuenta de que la vida nunca es blanco o negro. Pero también descubrirás que el arcoiris de felicidad, paz y amor se lo llevaron los osos amorosos cuando dejaron de emitirlos en TV. La vida son grises. Y ahí es donde tu encontrarás tu color favorito entre una amplia gama: el gris salomónico; el gris tú tienes razón pero él también; el gris me lavo las manos porque estáis como una cabra...

No se trata de quedar bien con todos. Ni de no quedar mal con nadie. Se llama sentido común y un poco de cordura en un mundo loco que se va a la mierda. Es coger el violín y seguir tocando mientras el Titanic hace glup, glup, glup.

No es un camino fácil. Los que realmente valen la pena nunca lo son, por eso precisamente la valen.

22 de mayo de 2013

Arrancando motores

Releyendo el post de ayer me he dado cuenta que no he definido la temática que voy a seguir, ni cada cuanto pienso postear y tal. Mejor. Así hare lo que me salgaloshuevos. Para variar y esas cosas.

Lo que tengo claro es que ya no tengo 20 años y me meo en los pantalones. Ahora tengo casi 28.

Así que me dedicaré a colgar canciones, recomendaciones de películas, de libros, teorías que pasan por mi cabeza o que lea en algún sitio... Espera, estoy teniendo un dejá vu.

Imagino que haré un poco de caso al eslogan del blog y contaré mis peripecias y aventuras con la sociedad. Ya sabéis, esa extraña desconocida con la que me junto de vez en cuando. Y pondré por escrito algunas de las miles de reflexiones inútiles a las que llego cada día. Quién sabe, igual a alguien le ayuda.

Pero por hoy poco más diré, salvo que os dejo un vídeo que a mi me hizo reflexionar.

¿Estás haciendo realmente lo que te hace feliz?

21 de mayo de 2013

1:30 AM

Me parece importante matizar la hora porque refleja muchas cosas. Refleja el volver a encontrarme con una parte de mí que hacía tiempo que estaba desaparecida. Apagada o fuera de cobertura. Tampoco es que me hubiese dado por llamarla o buscarla. Tampoco es que se haya preocupado en dar señales de vida.
Es la pantalla encendida en la habitación a oscuras. Es el parpadeo de algo que está dentro de mi mente. Algo que nunca duerme. Algo que no me deja dormir. No porque me quite el sueño, sino porque me hace resistirme a cerrar los ojos. Qué será será...

Curiosamente va de la mano con el hecho de escribir. Imagino que es la manera que tengo de sacar cosas que normalmente no quiero o no me dejo decir. La parte más reflexiva, más filosófica, menos racional de mi personalidad. La que simplemente deja fluir las emociones a través del teclear aparentemente aleatorio de estos dedos. La que espera a que el mundo duerma para gritar en silencio. Tal vez gritar no sea la palabra, porque no es un grito. Más bien es la que canta, la que baila cuando nadie mira. 

Hoy, una vez más, he sido consciente que el cosmos tiene una manera muy irónica de tejer todas las cosas, y de mantenerlas unidas con algo invisible y que no alcanzamos a comprender. Llámalo destino, azar, X, o "ya es casualidad que me pase a mi esto". Yo lo llamo saber permanecer callado y escuchar cuando el universo habla. Y no me pongo más metafísico que luego me echáis a los perros.

Casi nada bueno en esta vida sale a la primera. Pero todo lo bueno siempre merece una segunda oportunidad.

O eso al menos es en lo que he creído siempre.

Tomen asiento señores, la función va a continuar.