9 de octubre de 2014

Et voilá

Hace tiempo que no escribía, pero me habéis calentado, me habéis calentado... y 38ºC de fiebre.

Vayamos por partes. El mundo es una mierda. Y punto. Dos flores silvestres en una montaña de estiércol no es el paraíso. No nos engañemos. Perravida, que suelo decir yo.

Dicho esto, evidentemente tenemos dos opciones: o saltar de un puente (o similar), o asumirlo. Cada cual lidia con lo suyo a su manera y con sus cadaunadas. En el mundo mueren y son torturadas miles de personas a diario, y nosotros somos unos putos privilegiados nos pongamos como nos pongamos. Y ante esa certeza no queda sino elevar el umbral de indigación, porque si no no podríamos ni tan siquiera a la calle con el más mínimo atisbo de dignidad.Así que asumimos ciertos axiomas que si bien son imprecisos, cuando menos, nos dejan seguir adelante.

Que nos gobierne un partido corrupto declarado es de traca, pero hemos llegado a un punto en el que aunque lo permitimos (telita), al menos nos indigna. Y nos saca de nuestras casillas con mayor o menor frecuencia. Esto último ligado por lo general al cociente intelectual, aunque todavía no haya estudios que lo confirmen.

Tenemos pues un gobierno que es el hazmerreír de Europa, al igual que lo somos los españoles. Independientemente de cuantos mundiales, roland garros o lo que sea que ganemos. Y aun así henchimos el pecho desbordando orgullo. Esa cosa que nunca sirvió para nada salvo algún que otro relato épico.

Y una vez más, oh sorpresa, la vuelve a cagar. Y la caga de una manera alarmante porque no sólo todos los que sabían algo del tema (no incluyo en este grupo a nuestra amada ministra) advertían que España carecía de instalaciones suficientes para hacerle frente al bichejo en cuestión, sino que recalcaban que faltaban recursos.

Y aquí está la clave, una vez más. Que al igual que en el Yak-42, el Metro de Valencia, Prestige, suma y sigue, no es sólo un error humano. Es la suma de un error humano y una deficiencia en el protocolo. Y una vez más, nadie alcanza a entender las razones detrás del asunto: incompentencia, psicopatía, o simplemente imbecilidad.

Le escribía un médico español en Sierra Leona a la ministra, contandole que allí la gente entrena y se prepara durante 2 semanas antes de atender a los pacientes. Y aquí los cursillos eran de 30 minutos.

Hubo un error humano? Se tocó la frente? Sinceramente, ni lo sé ni me importa. Lo único que tengo claro es que esa señora se jugó la vida por atender a un paciente, y que no tenía ni los medios adecuados, ni muchísimo menos la formación necesaria para actuar en condiciones.

Que todos nos escandalizamos cuando el consejero nos dice que la muy cenutria se tocó la cara, la muy insensata y perroflauta. Seguro que lo ha hecho para hundir al gobierno, y que ve al coletas en la sexta. Pero ninguno nos ponemos en la situación de acojono puro y duro que tiene que dar atender a un paciente de una enfermedad mortal, con un traje que no está preparado y con el que se suda porque no tiene ventilación autónoma (como, oh sorpresa de nuevo, debería tener un traje de nivel IV).

Luego leemos con asombro, que más del 90% de los trabajadores de salud infectados por ébola (que son muchísimos), se infectaron por no seguir los protocolos adecuados o por no llevar el traje adecuado. (link a la carta del médico)


Como reza el sabio refranero español: "Manolete, Manolete... si no sabes torear, pa' qué te metes..."

PD: del perro ya si eso hablamos otro día