31 de octubre de 2015

1. adj. Craso, gordo, mantecoso. 2. adj. Abundante, copioso, fértil.

Pingües palabras, pingües, pingües...

Pingües y vacías, si las escupen los charlatanes, los políticos, los que intentan llenar con su voz el propio vacío de su alma. Los que no tienen nada que decir, y precisamente por eso son los que más pingües bocas llenas de estiercol poseen.

Pingües y fugaces amores, los de primavera. Pingües risas histriónicas compitiendo entre sí, memento mori, porque no sabemos qué nos traerá el mañana. Y ante el miedo de la incertidumbre, la certeza de la felicidad que se desvanece entre los dedos.

Pingües beneficios los que buscan aquellos que no saben lo que realmente tiene valor. Pingües billeteras pariendo compras estériles, embotadas en un adormecimiento que les consume.

Pingües aquellos que odian sin razón, por una camisa abierta, por un pasado enrejado, por que juzgar siempre es más fácil que ser juzgado. Pingües jueces que son a la vez, verdugo y jurado.

Pingües sueños tienen los que sueñan y no los persiguen. Los que se sientan a esperar que su tren venga, porque andar hasta la estación es demasiado duro, demasiado aburrido, demasiado difícil.

Pingües y tontos humanos, cada uno siguiendo su propia senda sin marcas, sin señales ni rumbo. Y en un mundo de pingües borregos, pingües son los caminos que acaban, pero más pingües son aquellos que nunca llegan al final.