29 de julio de 2015

Astros celestes

Son hermanas, aunque no compartan padres. Porque aunque ellas también lo crean, como tantos otros, la sangre no hace a los hermanos de sangre. Porque comparten un mismo pasado sin haberse conocido.

Ambas encontraron el amor pronto, demasiado pronto, y lo perdieron en un mar de adolescencia, dudas y hormonas. Pero ambas supieron volver a puerto a través de la tempestad y regresar a Ítaca a por su Ulises. Son hijas de otro tiempo. Tiempos antiguos. Tiempos mejores. Cuando el honor significaba algo y la integridad era algo más que una casilla a marcar en el linkedin.

Las unió un sitio tétrico gobernado por un cínico cansado de la vida que sólo a veces se quitaba la máscara y les recordaba que había un mundo mejor, más allá de noches llenas de alcohol, de música ensordecedora y de una más que cuestionable compañía.

Son el Yin y el Yang. Irene es la luz del sol, que brilla con un destello cegador sobre un lienzo puro, lleno de vida. Es la historia de un pueblo en llamas, en el que no le quedó otra que coger un palo en el suelo y pelear por defenderse y sobrevivir, igual que todos los que le rodeaban. Pero acabó triunfando en un páramo desierto y floreció esplendorosa reverberando savia nueva. Es imposible no contagiarse de su espíritu cuando esta cerca. Es la flecha que dejó de mirar atrás y sólo entiende de seguir adelante.
 
Marta es melancolía: la luz de la luna sobre una sábana de oscuridad salpicada de estrellas. Es el cuento de los mil y un sueños. Quien sabe, quizás en un principio también fue una enorme esfera brillante, pero fue dejando un poquito de esa luz en cada decisión que tomaba. En cada "y si". Y cada vez que vuelve la cabeza, y ve la estela de posibles que nunca fueron, los alimenta un poquito más y brillan con más fuerza. Por eso es tan hermosa, porque no se entiende la noche sin luna, pero tampoco sin estrellas.

Pero como el Taijitu, cada una tiene un poco de su opuesto. Y cuando Irene flaquea, y se convierte en Marta, Marta se transforma y se convierte en Irene. Y juntas siguen complementándose.





27 de julio de 2015

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