25 de septiembre de 2015

Hoy hace 6 años...

Todos tenemos un clic. Un momento en la vida en el que somos plenamente conscientes de que hemos cambiado para siempre. Que nuestra forma de mirar el mundo y vivir es otra, y que nunca volverá a ser la que fue.

El mío más que un clic fue el ruido de un motor que empezó a chirriar, a hacer sonidos raros, a expulsar demasiado humo que no me dejaba ver, hasta que me estrompé contra un muro y el ruido se transformó en un silencio desolador.

Y ahora miro hacia atras con una mezcla de tristeza, melancolía y un profundo cariño a esa persona que era hace 6 años. La que fue la materia prima que se convirtió en lo que soy hoy. Una foto, una palabra, un beso... todos tenemos nuestros clics. Y cuando suenan de fondo, James se convierte en Bond.
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Son las 3 de la mañana y tengo clase a las 8, pero no puedo dormir. Evidentemente no es el primer día que me pasa. Llevo desde el primer día planteandome cada segundo si ha sido una buena idea venir aquí. Por muchas cosas, pero sobre todo por ti. He tenido varias veces ganas de tirar la toalla, de mandarlo todo al carajo. Pero hay una persona que me enseñó que aún en los momentos malos, lo que hay que hacer es apechugar y seguir estudiando. Me enseñó eso y muchas otras cosas.No sabes cuanto me está costando escribir esta carta, porque sé que probablemente será la última. Cada línea es una herida y cada punto una gota de sangre. No quiero hacerte más daño. Si he intentado recuparte estas semanas ha sido porque pensaba que estaba haciendo las cosas bien y que no estabas pasándolo mal. Pero parece que me equivocaba. Sea como sea, yo ya no quiero seguir así tampoco. No puedo estar pensando en tí día y noche, llamarte mil veces cada día, y tener que esperar una semana para oir tu voz.

No puedo llevar más de dos meses esperando a que llegue el día en el que me digas que añoras mis besos, para encontrarme a los 3 días que ya no es así. No puedo seguir albergando la esperanza de que todavía me quieres para que esas esperanzas me hagan todavía más daño. Esto hace tiempo que dejó de ser sano. Supongo que yo tengo la culpa por intentar recuperarte, pero ha llegado un punto en el cual ya no tiene ningún sentido seguir. Por mucho que te quiera, y por mucho que me hayas querido tú o todavía me quieras. No quiero que pienses que ya no quiero saber nada de tí, porque te estarías equivocando totalmente. Sigues siendo la persona más importante del mundo para mí, pero ahora no puedes seguir así.

Tal y como yo lo veo tienes dos opciones: aferrarte a mi o poner una coraza entre tu y yo. De la primera solo te puedo decir lo que creo que ya sabes. Te quiero y quiero estar contigo. Cuando dijiste que quizás vendrías a visitarme antes de empezar el curso, me dió un vuelco el corazón. Daría lo que fuera por tenerte delante, aunque solo fuesen 24 horas. Me pegaría uno y mil días en tren por estar contigo. Por pasear a tu lado, por ver tu sonrisa. Sé que el que yo esté aquí tiene muchas cosas malas, pero creo que alguna también buena. 


Sobre la coraza, no sé. Solo sé que si que la gente murmure y te vaya con cuentos te afecta, yo no puedo hacer nada. Me parte el alma pero no puedo hacer nada si ya no confías en mí. Solo en tu mano está el pasar de ellos o conseguir que no te afecten. Esperaba que eso acabase algún día, pero parece que no es posible. Así que aquí hemos llegado.

Si todavía me quieres como creo que me quieres, París te espera y yo el primero en la estación, porque en cuanto bajaras del tren te iba a comer a besos. Ten valor, deja de lado el pasado, deja de lado esa ciudad y sé feliz en mis brazos. Si no es así, o no puedes hacerlo, desapareceré. Pero yo no voy a seguir viviendo con la angustia de escuchar el telefono una y otra vez y no saber que pasa al otro lado. Ya no más. No porque sufra, sino porque ya no se si es lo correcto. Ya no se si es lo mejor para tí. Y eso me mata. Ya no se si puedo prometerte un futuro en el que seas feliz. Solo tú puedes saberlo, y solo tú puedes decidir. Pero si ya no hay un mañana y esto es todo lo que nos queda, me gustaría que supieras que lo siento, y que te he querido como nunca he querido a nadie y como creo que nunca lo voy a volver a hacer.

Y seguiré esperando un mañana, pero se acabarón las flores, se acabarón los bombones, las postales, las cartas. Te seguiría regalando cosas y sorprendiendo si por mi fuera, pero no puedo hacerlo. Porque no quiero que nos engañemos, tal y como estamos ahora solo van a hacernos daño. El día en el que dejen por fin de hacerte daño los chismes y demás, volveré a tu lado, de una u otra forma. Como amigo o como pareja. Pero hoy solo me queda despedirme. Adiós mi vida, cuidate mucho.