Ha pasado ya casi un mes desde que aterrizamos en este país, y aprovechando que llegamos a la mitad del curso de alemán, he decidido hacer balance de lo que ha acontecido hasta ahora.
Pero para contar un poco las experiencias que estamos viviendo, me he dado cuenta de que debería hablaros un poco de mis compañeros de viaje: "La compañía del trabajillo".
Hoy os hablaré de Frodo López. Frodo es el portador del anillo. En realidad es el protagonista de la historia, los demás simplemente pasamos por aquí. Él es quién lleva de verdad la responsabilidad, el peso de la carga. Para él no son unas vacaciones, para él es una aventura en la que se ha sumergido porque no le quedaba otra.
Admiro profundamente su humildad. Es una de esas personas que no se sabe o no se quiere valorar en su justa medida. Pero ha tenido la suerte de que la vida le haya puesto alrededor a personas que le ayudan a mejorar ese aspecto. Quécoño, quizás no haya sido la suerte sino él mismo que se lo ha currado.
El destino le ha pegado fuerte, duro, y seguramente sin razón. El futuro tranquilo que vaticinaba se desvaneció en un parpadeo. A veces la vida tiene esas cosas. Un día llego a su casa de Hobbiton y le dijo: ale, aquí tienes el anillo; llevatelo a Mordor y búscate la vida.
Y él acepto la situación tranquilo, sabedor de que no le quedaba otra. Con la única guía de su Cholo. Si alguno le oyese hablar, pensaría que es otro forofo más. Pero si prestasen atención, se darían cuenta de que no es un fanático, sino que por fin ha encontrado a alguien que pone palabras a sus sentimientos, a sus emociones. A su estilo de vida.
Porque él solo entiende de luchar. De levantarse cada día y pelear por lo que quiere. De dar el 100%, de entregarse al máximo porque no encuentra sentido a hacerlo a medias. Si hemos venido a jugar, jugemos. Y a veces la vida se reconcilia con el karma y se ponen de acuerdo. Y al final del túnel hay luz. O luces. Y por fin Frodo respira tranquilo, consciente de que ha conseguido su objetivo, de que ha alcanzado el sueño por el que luchaba.
Y entonces vuelve a su hogar, que no es su ciudad sino su gente. Y mirando el horizonte, donde el cielo y el mar se reconcilían y se funden, siente la cabeza de su Frau apoyarse en su hombro. Y permite que una sonrisa asome en su rostro.
25 de julio de 2013
18 de julio de 2013
De miradas y misterios
Un añito más viejo vuelvo a poner un poco de orden en el blog. He estado rescatando algunos textos antiguos e intentaré compaginarlos con nuevos para publicar con más frecuencia.
Dicen que los ojos son el espejo del alma. Yo tan solo se que hay ojos que hielan, que hipnotizan, que aterrorizan, que enamoran. Lo sé porque los he visto. Y los he mirado, fija y detenidamente. Hasta adentrarme en ellos o sentirme atravesado. Como si fuera un pulso.
Son nuestro punto más sincero porque es el que menos controlamos. Manejamos las muecas con maestría: una falsa sonrisa, una risa condescendiente, un guiño pícaro, una subida de ceja, una sensual caída de pestañas. Pero aaaamigomiosolotuencuentrasleña, los ojos son otro mundo. Los ojos son una puerta a nuestra mente. Tal vez también a nuestra alma y corazón. Pero lo que es seguro es que de una manera instintiva, quizás primitiva, nos hacen comunicarnos con los demás.
Deja tan sólo por un instante de endulzarme los oídos con palabras bonitas, de sobrecargar mi piel con tus caricias; de caramelizar con tu lengua la mía y de ahogarme en el mar de tu aroma y tu perfume. Simplemente quiero que me mires a los ojos, y sabré entonces si de veras me amas.
El secreto de tus ojos se esconde a plena vista porque no basta con mirarlos. Hay que adentrarse en ellos y contemplar lo que los mueve. Deslizarse por el iris y sumergirse en tus pupilas, que me miran al mirarlas sin despeinarse las pestañas.
El secreto de tus ojos no es otro sino la llave de tu alma. Alma que conmueve al transcender a lo más profundo, a conocer lo que atesoras bajo la piel.
El secreto de tus ojos es cerrar los míos y seguir sintiendo como me clavas tu mirada. Que me deja paralizado a merced de un recuerdo. Ese es su secreto, que me miran sin ver y te sueño sin verte.
Y al despertarme me arremete tu mirada como el mar rompe contra las rocas. Como el trueno ensordece o el relámpago nos deslumbra en esta noche tormentosa.
El olor a lluvia trajo consigo la.constatación de que no somos nadie para la madre tierra. Y que esta noche sin tus ojos en la penumbra que me rodea no es nada
9 de julio de 2013
Cometas en el cielo
Curiosa la vida. A veces te sorprende cuando menos te lo esperas. Desde las cosas más nimias hasta aquellas que te cambian la vida. A veces vas en un vuelo hacia tu nueva vida, dejando atrás todo lo que has sido hasta ahora. Empezando de cero. Borrando incluso de tu mente el remanente, la memoria caché, las cookies y toda esa mierdadeordenadoresquenoentiendenadie.
Y de repente, te interrumpe una chica de la fila de atrás: - Perdona, tu eres Hermenegildo, verdad? - Nos conocemos? Y lo que parecía una simple chica se convierte de repente en una ola de recuerdos, de conocidos, de conexiones con lo que justo estabas tratando de dejar de lado. Como si el universo conspirase para que no dejes de ser quien eres. Para que no dejes atrás tu esencia. Porque lo que eres hoy, es todo lo que has vivido ayer; lo bueno y lo malo.
Y resulta que lo que tú pensabas sobre cómo te veían los demás no era cierto. Que uno es como es, pero sobre todo como le ven los demás. Aquello que decía Ortega y Gasset del yo y sus circunstancias. Y que la única manera que tienes de comprobar la teoría es el experimento. Y que hasta que no experimentamos, no deberíamos nunca considerar las teorías como ciertas.
Qué probabilidades hay de que dos cometas se crucen en el cielo? De que lo imposible pase a improbable, y de ahí a hecho en apenas un segundo? Qué más da. A veces es mucho mejor coger la tabla, pillar la ola y tan sólo dejarse llevar intentando que el bamboleo de la vida no nos tire al agua.
Y de repente, te interrumpe una chica de la fila de atrás: - Perdona, tu eres Hermenegildo, verdad? - Nos conocemos? Y lo que parecía una simple chica se convierte de repente en una ola de recuerdos, de conocidos, de conexiones con lo que justo estabas tratando de dejar de lado. Como si el universo conspirase para que no dejes de ser quien eres. Para que no dejes atrás tu esencia. Porque lo que eres hoy, es todo lo que has vivido ayer; lo bueno y lo malo.
Y resulta que lo que tú pensabas sobre cómo te veían los demás no era cierto. Que uno es como es, pero sobre todo como le ven los demás. Aquello que decía Ortega y Gasset del yo y sus circunstancias. Y que la única manera que tienes de comprobar la teoría es el experimento. Y que hasta que no experimentamos, no deberíamos nunca considerar las teorías como ciertas.
Qué probabilidades hay de que dos cometas se crucen en el cielo? De que lo imposible pase a improbable, y de ahí a hecho en apenas un segundo? Qué más da. A veces es mucho mejor coger la tabla, pillar la ola y tan sólo dejarse llevar intentando que el bamboleo de la vida no nos tire al agua.
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