29 de noviembre de 2013

Después de la tormenta...

" El sudor resbaló por su frente, hasta deslizarse por la nariz. Al llegarle la primera gota a los labios, notó el sabor salado y ácido. Sabía a esfuerzo. Abrió la mano que sujetaba la espada, y un sonido metálico lo envolvió cuando el puño chocó contra el suelo. Se quitó la humedad con el dorso de la manga, y miró a su alrededor: las señales de la batalla reciente decoraban el paisaje como si de un lienzo se tratase.

El suelo estaba sembrado con los cadáveres de sus enemigos, a los que había vencido momentos antes. La Inseguridad lucía una herida mortal allí donde Orgullo, su espada, había hendido en la carne de la bestia. A pocos pasos el cuerpo inerte de la Timidez destacaba en su palidez con los ropajes rojizos de la Vergüenza.

Había sido una batalla larga, pero donde otros habían desistido mucho antes, él había conseguido llegar hasta el líder de las hordas enemigas. El mismo Miedo yacía a sus pies, inmóvil, tal y como había estado nuestro guerrero antes de liberarse de su hechizo. Lo contempló como si de un viejo amigo se tratase. Al fin yal cabo habían convivido juntos mucho tiempo. Demasiado tiempo. Se arrodilló y le cerró los ojos con delicadeza.

Se maldijo a sí mismo al contemplar el dantesco espectáculo. Él no quería haber llevado este juego de tronos por este camino. Él sólo quería haber seguido diseñando sus tierras, sin molestar a nadie. Creando un futuro próspero para él y los suyos. Pero los demás lo habían obligado a sumergirse en esta maldita guerra. La codicia de los señores regentes, las envidias malsanas de sus súbditos. Lacayos que reían y repetían como loros lo que sus señores decían. La pasividad de los hombres buenos.

Siguió caminando entre las columnas de humo negro que surgían de las maquinas de asedio, serpenteando en dirección al castillo. Por su cabeza cruzó la sombra de la duda al pasar bajo el arco de entrada. Él no había sabido protegerlos de la vorágine en la que se había convertido el mundo. Dirigió sus pasos a la torre del Homenaje, en el centro de la fortificacion. Era su deber y había fallado al haberlos involucrado. Comenzó a subir escalones.¿Había hecho lo correcto presentando batalla? ¿Debería haber hincado la rodilla en tierra como habían hecho los otros? Al llegar a la última planta, giró la cabeza y echó un último vistazo al paraje desolador a través de la ventana: ¿Qué otra opción le habían dejado?

Y de pronto oyó sonidos detrás de una puerta cerrada con llave. Estaba exhausto, agotado después de tanto tiempo luchando solo en una tierra inhóspita. Pero reuniendo sus últimas fuerzas, golpeó con fiereza la cerradura y ésta saltó por los aires. La puerta fue abriéndose lentamente a causa del impacto y la luz del sol empezó a filtrarse en la estancia sombría, iluminando los rostros de su Reina y sus dos príncipes. Y en su cara por fin, después de tanto tiempo, empezó a asomar una sonrisa..."

- A cenar!!! Ya seguirás jugando luego a la consola.

Salió de su ensimismamiento y el olor de la cena le inundó las fosas nasales con aromas exquisitos. Sonrío y dejó el mando encima de la mesa. Le gustaba el mando nuevo. Le gustaba su casa nueva. Qué coño: le gustaba su nueva vida.

28 de octubre de 2013

Berlin.

Berlín es caos. Es una sucesión de sensaciones que se van agolpando en tus sentidos hasta desbordarte. Te noquea, te deja confundido. No es una ciudad como otra cualquiera. He conocido muchas, y ésta es diferente. Se dedica a bombardearte, a saturarte de mil y una maneras diferentes.

Berlín es arquitectura. Es lo nuevo unido a lo antiguo. Pero combinando las nuevas tendencias sin tapar lo que ya existía. Sin dejar de ser lo que ya era. Es la esencia de un pueblo milenario, devastado y puesto en pie una y otra vez. Invadido y ocupado, acuchillado en su corazón mismo por absurdas razones políticas, separando familias y vidas. Es la historia de la elección de cada uno: el perdón o el odio; el pasado o el futuro.

Pero poco a poco el pasado va quedando atrás, y con ella el Berlín comunista. El análisis práctico de que ya no se puede cambiar lo que pudo ser, pero no fue. La filosofía del move on. Precisamente por ese pasado de haber jugado a dos bandas, a oriente y occidente, es ambigua hasta límites insospechados. O puede que solo aparente serlo. Berlín disfruta confundiendo a quien la conoce por primera vez.

Tiene dos caras, el día y la noche, y quizás porque me siento identificado en parte me da miedo. Quizás la palabra no sea miedo, sea respeto. Caminar por Berlín al atardecer es presenciar la lucha de lo oscuro, lo oculto por salir a la superficie. Una caja de cerillas esperando a prender con la más mínima chispa. Con el paso de las horas, se va difuminando su cara pulcra y la auténtica sale a relucir. La de los graffitis, la de los tugurios, los baretos de mala muerte y los bares de música punk, rebelandose contra un sistema que hace años que dejó de existir. O quizás la auténtica sea la diurna, y el Berlín nocturno sea lo obsceno y reprimido que tiene que guardarse para sí para lucir limpia y pura por el día.

Pero sobre todo, es la abertura de mente de su gente. Quizás llevado al límite, quizás en exceso, pero es su forma de ser. Eres libre de hacer lo que quieras, de vestir, de comer y beber lo que quieras. De vivir a tu manera. Pero no con esa falsa libertad de otras ciudades que puedes hacerlo, pero luego la gente te mirará raro. A Berlín le da igual de veras. 

Y quizás por eso, y tan sólo por eso, Berlín no es para mi. Porque quizás siga atado a las normas sociales más básicas, porque creo que es lo que nos hace un poco más civilizados. Aunque seguramente este equivocado, una vez más. Al menos tengo el consuelo, de saber que a Berlín no le importa.


5 de septiembre de 2013

Los dos Wohnheims

Dos meses. Ocho semanas que pasaron volando. El tiempo siguió  corriendo cuando yo ya no estaba acechando. La ausencia de rutina lo hizo todo confuso. Qué rutina; ni está ni se le espera. Nadie la quiere en este mundo de nuevas sensaciones, de nuevos sentimientos. De sentir en una tierra extraña el cariño, el amor sincero.

Me siento ridículo hablándole a una pantalla que nunca me devolverá respuesta. Quizás no escribo para nadie, quizá sólo me expresé para sacar lo que llevo dentro. Lo que no cuento a nadie porque no espero que entiendan, ni trato de que comprenda nadie. Qué es la vida? un frenesí incontrolable, una carretera cuesta abajo sin frenos, o cuesta arriba. Eso quién lo controla? yo sólo sé que estoy aquí, ahora, buscando el mejor camino que me llevé cerca de mi meta. Cerca de mi destino.

Tratando de volveros difusos os concreto. Os valoro, os admiro, os cojo cariño. Os respeto. Me demostrais cada día el sentido de levantarse dejando de buscar razones vacías, algo dónde agarrarse. No os reís ni os mofais de mis caras, de mis gestos. Sólo me aceptais como soy. Nunca os pediré que cambieis porque me gustáis tal y como sois: eso es lo importante. El resto es banal, fútil, trivial, inútil. Es tratar de encajar piezas en un puzzle que no existe. Sois como sois y así me gustais; por qué cambiaros?

Jamás pensé que me encontraría en casa estando tan lejos de ella, pero así es. Y es gracias a vosotros. No sé cómo describirlo pero es algo que siento dentro y me gusta. Habéis convertido un lugar extraño en un hogar.  Cocinandos, riéndome con vosotros, invitándome a cervezas,Las Mil y Una conversaciones en la terraza ... para mí fueron lo más importante. Y el objetivo de aprender un idioma quedó eclipsado por la necesidad de conoceros.

No me arrepiento de nada. Gracias. Ich bereue nichts. Vielen Dank.

Nos vemos en el camino. 

12 de agosto de 2013

Ordenando cuarto y mente

Justo antes de venir a Alemania hice una limpieza de cuarto interesante. Aparecieron auténticos tesoros y reliquias de mis vidas pasadas. Es lo que tiene vivir más de 15 años en el mismo cuarto.

De hecho, ni siquiera recuerdo cómo era el cuarto de mi primera casa. Guardo, para bien o para mal, pocos recuerdos de mi infancia. Pero cada centímetro de mi cuarto me pertenece tanto como cada pizca de piel, y muestra más de mí que lo que se pueda leer en mis ojos.

Cada libro es un momento, cada adorno un recuerdo, cada prenda de ropa una historia mil veces contada. Cada caja un baúl de los recuerdos de aquellas cosas que nunca he querido ni intentado olvidar. Palabras que me duelen por más que las lea mil y una veces. Fotografías que me hacen sonreír como un idiota. Éxitos y fracasos de mi vida hasta hoy. 

Ese es mi cuarto, porque ese soy yo. Una sucesión inconexa de eventos e ideas, de experiencias y sentimientos. Y tanto como yo he ido cambiando, lo ha hecho mi cuarto conmigo. Algunas cosas han seguido invariables porque son los pocos símbolos que me hacen recordar cuando vivía con mi hermano. El resto han ido dando paso a otras nuevas, y se han ido extendiendo por la habitación hasta que prácticamente era mía por completo.

Pero entonces, al decidir dejar el nido, sentí la necesidad imperiosa de eliminar todo lo superfluo; vacíe el cuarto al igual que vacíe mi mente. Y he aprendido a vivir con lo que considero verdaderamente necesario y nada más. Sólo así soy capaz de valorar las cosas en su justa medida. Supongo que esta es mi nueva vida: saber lo que quiero y tenerlo al alcance, en lugar de no encontrarlo entre un universo de banalidades.

Creo que por fin estoy preparado para hacer limpieza de corazón...


25 de julio de 2013

La compañía del trabajillo

Ha pasado ya casi un mes desde que aterrizamos en este país, y aprovechando que llegamos a la mitad del curso de alemán, he decidido hacer balance de lo que ha acontecido hasta ahora.

Pero para contar un poco las experiencias que estamos viviendo, me he dado cuenta de que debería hablaros un poco de mis compañeros de viaje: "La compañía del trabajillo".

Hoy os hablaré de Frodo López. Frodo es el portador del anillo. En realidad es el protagonista de la historia, los demás simplemente pasamos por aquí. Él es quién lleva de verdad la responsabilidad, el peso de la carga. Para él no son unas vacaciones, para él es una aventura en la que se ha sumergido porque no le quedaba otra.

Admiro profundamente su humildad. Es una de esas personas que no se sabe o no se quiere valorar en su justa medida. Pero ha tenido la suerte de que la vida le haya puesto alrededor a personas que le ayudan a mejorar ese aspecto. Quécoño, quizás no haya sido la suerte sino él mismo que se lo ha currado.

El destino le ha pegado fuerte, duro, y seguramente sin razón. El futuro tranquilo que vaticinaba se desvaneció en un parpadeo. A veces la vida tiene esas cosas. Un día llego a su casa de Hobbiton y le dijo: ale, aquí tienes el anillo; llevatelo a Mordor y búscate la vida.

Y él acepto la situación tranquilo, sabedor de que no le quedaba otra. Con la única guía de su Cholo. Si alguno le oyese hablar, pensaría que es otro forofo más. Pero si prestasen atención, se darían cuenta de que no es un fanático, sino que por fin ha encontrado a alguien que pone palabras a sus sentimientos, a sus emociones. A su estilo de vida.

Porque él solo entiende de luchar. De levantarse cada día y pelear por lo que quiere. De dar el 100%, de entregarse al máximo porque no encuentra sentido a hacerlo a medias. Si hemos venido a jugar, jugemos. Y a veces la vida se reconcilia con el karma y se ponen de acuerdo. Y al final del túnel hay luz. O luces. Y por fin Frodo respira tranquilo, consciente de que ha conseguido su objetivo, de que ha alcanzado el sueño por el que luchaba.

Y entonces vuelve a su hogar, que no es su ciudad sino su gente. Y mirando el horizonte, donde el cielo y el mar se reconcilían y se funden, siente la cabeza de su Frau apoyarse en su hombro. Y permite que una sonrisa asome en su rostro.

18 de julio de 2013

De miradas y misterios










9 de julio de 2013

Cometas en el cielo

Curiosa la vida. A veces te sorprende cuando menos te lo esperas. Desde las cosas más nimias hasta aquellas que te cambian la vida. A veces vas en un vuelo hacia tu nueva vida, dejando atrás todo lo que has sido hasta ahora. Empezando de cero. Borrando incluso de tu mente el remanente, la memoria caché, las cookies y toda esa mierdadeordenadoresquenoentiendenadie.

Y de repente, te interrumpe una chica de la fila de atrás: - Perdona, tu eres Hermenegildo, verdad? - Nos conocemos? Y lo que parecía una simple chica se convierte de repente en una ola de recuerdos, de conocidos, de conexiones con lo que justo estabas tratando de dejar de lado. Como si el universo conspirase para que no dejes de ser quien eres. Para que no dejes atrás tu esencia. Porque lo que eres hoy, es todo lo que has vivido ayer; lo bueno y lo malo.

Y resulta que lo que tú pensabas sobre cómo te veían los demás no era cierto. Que uno es como es, pero sobre todo como le ven los demás. Aquello que decía Ortega y Gasset del yo y sus circunstancias. Y que la única manera que tienes de comprobar la teoría es el experimento. Y que hasta que no experimentamos, no deberíamos nunca considerar las teorías como ciertas. 

Qué probabilidades hay de que dos cometas se crucen en el cielo? De que lo imposible pase a improbable, y de ahí a hecho en apenas un segundo? Qué más da. A veces es mucho mejor coger la tabla, pillar la ola y tan sólo dejarse llevar intentando que el bamboleo de la vida no nos tire al agua.

24 de junio de 2013

De mariposas y tifones

"Suceso eventual que altera el orden regular de las cosas". Esa es la definición de accidente. Porque eso es lo que es un accidente: desorden, caos, cambio. Es el suceso que rompe la pauta, lo previsto. Lo que no podemos controlar. 

Normalmente lo asociamos a desgracias, pero no tiene por que ser así. Un día te levantas 10 minutos tarde, y al montarte en el siguiente autobús al que sueles coger habitualmente, conoces a la mujer de tu vida. Así, por accidente. 

Lo cierto es que estamos aquí por accidente. La tierra surgió por accidente, la vida surgió por accidente, y sí, que fuera ese y no cualquier otro espermatozoide el que fertilizase ese óvulo, también fue un accidente. De profilácticos perforados mejor ni hablo. 

Renegamos del caos sin saber que es tan importante o más que el orden. Sin el uno no existiría el otro, y sin sorpresas la vida sería una mierda. Asumámoslo. A mi el traidor de matrix nunca me cayó mal: yo también habría estado hastalapolla de saber que todo era mentira, de comer la mierda esa de puré y de tener a Trinity todo el día delante y no poder tirársela.

Pero precisamente por ser caos, a veces trae cosas malas. Muy malas. Un camión que vuelca en una rotonda y sega la vida de un matrimonio que iba de vacaciones. A veces las sorpresas también son una mierda. Pero no seamos hipócritas y echemos la culpa a los accidentes cuando no las tienen.

Cuando nos gobiernan psicópatas (porque eso es lo que son, no incompetentes), no es por accidente. Cuando una zona conocida como inundable se inunda, no es casualidad. Cuando no has estudiado y suspendes, no es azar. Cuando la chica que te gusta no te hace caso pero no haces nada por cambiarlo, no es mala suerte.

La vida solo te da dos cartas, pone la ciega y abre juego. El resto de la mano, y de la partida, la tenemos que jugar nosotros.

15 de junio de 2013

Cuando las palabras son lo de menos

El entró en la estancia y todo se tornó borroso y difuso cuando centró su mirada en ella. Su presencia llenaba la habitación y no debaja espacio para nada más, ni siquiera para él. Notó que le faltaba el aire y el aura que ella desprendía le oprimía los pulmones. Ella, levantando la vista de sus papeles, reparó en él y clavó su mirada felina. Él se sintió atravesado por una katana afilada.

-"Señor López, siéntese."

Tras la invitación y, reuniendo el poco coraje que le quedaba él, se acercó con paso dubitativo a la silla. Se sentó y notó cómo las manos le empezaban a sudar. Nunca se había sentado enfrente de una mujer tan guapa. Y mucho menos una mujer tan guapa que le hubiese hecho algo de caso. Sintió que ella seguía escrutándolo con la mirada, como si quisiera saber todo de su vida.

-"Veo en su currículum que es usted licenciado en Ingenería."

El empezó a hablar con la lengua temblando, lo que le hizo tartamudear. Vaya comienzo. Los siguientes minutos transcurrieron tan lentos, que a él le pareció que el tiempo se había detenido. No podía apartar la vista de esos ojos; esos ojos que habían visto atacar naves en llamas más allá de Orión. El nudo de la corbata le traspasó la piel y se instaló en su garganta. Cada respuesta era un paso más hacia el abismo. Todos esos momentos se perderían en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Era hora de morir.

Y entonces lo vió claro. Había perdido la oportunidad de seducir a esa mujer en los tres primeros segundos. En lo que había tardado en atravesar el umbral de la puerta y sentarse. Y por fin se sintió libre.

-"Efectivamente, he tardado algo más de lo habitual en terminar la carrera. Y es cierto que mi expediente no es especialmente brillante. Pero lo que me gustaría saber es si su empresa busca expedientes o personas que sepan llevar a cabo tareas. Y créame cuando le digo que no va a haber una tarea en esta empresa que no vaya a ser capaz de realizar si la practico durante dos semanas."

 Ella titubeó por un instante. Fue tan sólo una décima de segundo, pero todo su cuerpo se tensó y su expresión corporal la delató cuando se reclinó en su silla apenas un ápice. Un movimiento que habría pasado desapercibido a unos ojos poco atentos. Pero él estaba atento. Muy atento. Y por fin el miedo dejó de reflejarse en los ojos de ella para salirle de dentro del alma misma. 

Y cuando los ojos de él le devolvieron cual espejo ese miedo, y ella se dió cuenta de que él lo había notado, el miedo se convirtió en pánico. Pero ella no era una mujer fácil. No era sólo fachada. Con un movimiento grácil de mano se hiló la melena, y un cambio de cruce de piernas cicatrizó la compostura herida. 

Se miraron a los ojos, por fin de manera sincera. Él perfiló un esbozo de sonrisa. Ella sonrió por dentro de sus pupilas. 

Y entonces comenzaron a conocerse de veras.


5 de junio de 2013

De noches en blanco

Los franceses llaman nuit blanche a pasar la noche despierto. Ahora se utiliza para el concepto fiestero, pero imagino que el sentido original era pasar la noche en vela.

Para mí es lo que me pasa estos días. Me siento enfrente del ordenador y no se me ocurre nada que escribir (o al menos nada apropiado para el horario infantil). O me quedo tumbado en la cama mirando al techo, los ojos alechuzados. No son pensamientos tormentosos, ni el dolor emocional martilleando ecos de una vida pasada. Simplemente es la nada, la espera.

Es curiosa la vida; cómo a veces te oprime desde dentro, impeliendote a sacar fuera cosas que deseas dejar como están, a buen resguardo. Y justo después te sientes vacío. Como si descorchases una botella de champán.

Dicen que la vida es un tren, y que hay que cogerlo. Nunca me ha gustado esa metáfora. Un tren es lógico, constante, premeditado, con una trayectoria definida. Sin sorpresas. La vida es caos: un delicioso tormento de sucesiones inconexas. Es más como surfear.

Cuando la ola viene con fuerza, con empuje, hay que saber dominarla y mantener el equilibrio mientras nos desplaza. Pero una vez que ha pasado, es momento de remar tumbado sobre la tabla, disfrutando el sabor reciente de la adrenalina y del trabajo bien hecho, pero con la vista puesta en la siguiente ola.

Imagino que la clave está en eso. En ser capaz de remar y disfrutar a la vez. De sacarle el máximo provecho a los momentos intensos, pero también a los remansos de paz.

No sé, quizás sean reflexiones vacías, banales. Pero qué esperabais, si hoy es noche blanca...

31 de mayo de 2013

Wozu sind wir hier, auf dieser Welt

Hoy me ha tocado hacer una redacción en alemán y el tema era "Para qué estamos aquí, en este mundo". Ya que estaba, en vez de poner cuatro frases por poner, me lo he currado un poco. Y como me ha convencido el resultado, os lo dejo por aquí. En castellano, claro.

"Dios, el Big Bang... son todas explicaciones para un hecho inexplicable. 

Somos insignificantes hormigas en un mar de estrellas. Para qué estamos aquí sigue siendo un misterio. Cada uno tiene que encontrar su propio camino en este mundo sin sentido. 

Pero en mi humilde opinión, deberíamos dedicarnos a vivir la vida en lugar de buscarle una explicación. Saborear, escuchar, tocar, sentir y amar tan fuerte como podamos, porque no tendremos una segunda oportunidad. Quizás en la muerte hallemos la respuesta, pero no tengo ninguna prisa por llegar a ese punto. 

Tan solo deberíamos pensar que muchos miles de estrellas y planetas fueron sacrificados para dar lugar a los átomos que conforman nuestro cuerpo. Pensar que millones de años han sido necesarios para llegar a este punto. Aquí. Ahora.

Olvidemos las naciones y las banderas. Las religiones y los credos. Dejemos de fingir que otros humanos son el enemigo; que no somos iguales. Porque sabemos de sobra que sí lo somos. 

Seamos simplemente humanos por primera vez en 10.000 años. Seamos lo que deberíamos haber sido desde un principio. 

Somos el resultado perfecto de una broma del destino. De una carambola del universo. Seamos al menos educados y devolvámosle el favor."

29 de mayo de 2013

De sujetadores y otros instrumentos de opresión

Comentaba el otro día con los compañeros una teoría bastante conocida sobre el juego de la seducción. Partiendo del axioma de que es la mujer la que controla el juego (discrepad si queréis, pero también había quien decía que la tierra era plana...), dice algo así como:

"Si cuando te acuestas con una tía lleva la ropa interior conjuntada, entonces te ha ligado ella a ti"

Se aplica a relaciones heterosexuales, pero imagino que sería extrapolable a las demás en mayor o menor medida. Alla cada uno con sus cadaunadas.

Lo interesante de la cuestión es que da a la mujer el verdadero papel que desempeña en esa obra teatral que es el cortejo: la puesta en escena, el vestuario (colonias incluidas), el guión establecido y el toma y daca de las improvisaciones. O más bien debería decir devuelve.

Hay quien lo llama guerra de sexos. Para mi es un baile, una partida de ajedrez. Lo importante no es ganar. Nadie quiere ganar a un rival fácil. El que le mole ese rollo que vaya al #castingdegandiashore7. Lo que se busca es un rival que te haga sudar, que te haga dar lo mejor de ti. Y así, aunque pierdas hoy la partida, seguro que te dan una oportunidad de jugar la revancha. Y si no siempre te quedará aprender de tus errores.

Dicen que bailar es la manifestación vertical de un deseo horizontal. Pero el deseo empieza con la primera mirada, con la primera mordida de labio y, sobre todo, con las primeras palabras. Con ese intercambio de golpes verbales con el rival. Por eso a mi me gustan desconjuntadas. Porque la lucha está equilibrada, porque es más interesante. Porque en un tugurio oscuro los gatos son pardos y la inteligencia se diluye entre el estruendo. Porque hay que buscarla y, como decían en Martin Hache, hay que follarse a las mentes:


28 de mayo de 2013

Paraguas de lunares

Hablaba el otro día de lluvia. Y casi de la mano de la lluvia, van los paraguas. Ese gran enemigo. No tengo nada en contra de la herramienta en sí, me parece útil y con tintes estéticos. Puede darle colorido o sobriedad a la vestimenta, poner un toque divertido, quizás hasta alegrarte el día.

Pero no son los paraguas los que me causan animadversión. Son los que lo empuñan. Sin darse cuenta de que en sus manos portan herramientas de destrucción. Tengo la suerte o la desgracia de medir 1.86m o lo que es lo mismo, lo justo para que los extremos de las varillas del paraguas medio me quede a la altura del ojo. Así que los días que llueve (que como bien sabéis, en Pamplona son pocos), me toca esquivar una maraña de afiladas garras que intentan arrancarme los ojos.

Y me parece curioso porque refleja fielmente en lo que se está convirtiendo la sociedad. Yo me protejo bajo mi paraguas y melapicaelresto. No me preocupo de si molesto a alguien, voy a lo mío y punto. Quizás la sociedad no se esté convirtiendo en eso, sino que viniese así de serie.

Hace un par de semanas estuve a punto de empezar a escribir el blog porque entré en el supermercado cuando quedaban 3 minutos para cerrar, y la cajera me dijo que ya estaba cerrado y que no podía pasar. Si me hubiese puesto cabezón, seguramente habría podido entrar y coger la pizza congelada que tenía pensado cenar. Pero no es ese el mundo que quiero. No quiero un mundo en el que estemos constantemente midiendolapollaaverquienlatienemásgorda. En el que reine el más fuerte.

El utópico mundo de la piruleta que tengo en mente es ese en el que cuando entre en el super la cajera me diga amablemente que está cerrando, y yo le diga sinceramente y de corazón que "es sólo un segundo". Y ella me mire comprensiva y empática, y me diga: "venga, pero dese prisa". Un mundo civilizado joder. Y la culpa de alejarnos de ese mundo es nuestra. Por comprar en esos supermercados impersonales, que para poner los precios bajos que exigimos se ven obligados a pagar una mierda al personal de cajas por un trabajo mecánico carente de humanidad. Por relegar al tendero de toda la vida, que te conocía y te llamaba por tu nombre, a un segundo plano y al olvido. Al borde de la extinción.

Escribía Pérez-Reverte sobre esto hace tiempo. Y cuando me pasó lo del supermercado a punto estuve de empezar el blog esa noche. Pero en ese momento tampoco tenía nada que añadir, y como decía aquel, si lo que vas a decir no es mejor que el silencio... calla.

La diferencia es que hoy he visto a una chica con un paraguas transparente. Puede parecer una tontería, pero era una gran diferencia. No se aislaba del exterior, tan sólo se protegía para no mojarse. Pero podía seguir atenta lo que seguía pasando a su alrededor. Y quizás yo, a diferencia de Pérez-Reverte, todavía no peino canas suficientes para verlo todo negro. Puede que todavía me quede una pizca de ingenuidad infantil que me deje seguir viendo las cosas buenas de este mundo. A través de mi paraguas transparente.

25 de mayo de 2013

Una lluvia violenta y salvaje.

Me gustan las tormentas. Esas tormentacas en las que el repiqueteo de las gotas en la ventana forma una especie de melodía, los relámpagos deslumbran y anuncian el sonido ensordecedor del trueno que les corteja. Esas que te vienen a la cabeza cuando escuchas la canción de Revolver


No hace muchos años alcancé la consciencia de que en esta vida no iba a poder hacer todo lo que se puede hacer, ni tan siquiera todo lo que quería hacer. Evidentemente desde siempre había sabido de alguna forma que no somos inmortales. Pero de ahí a ser consciente del hecho hay un trecho. Igual os parece una chorrada, pero a mi me marcó.

Y desde entonces veo la vida como un relámpago. Nacemos en el cielo (sin connotaciones religiosas, por favor) y desde el momento exacto en el que salimos de la nube tenemos un abanico infinito de ramas, de posibilidades, de puntos por los que pasar. Pero conforme vamos avanzando hacia abajo, el rumbo que hemos ido tomando hasta el momento condiciona nuestras posibilidades futuras. Escoger un camino significa seguir una senda, pero también dejar de seguir otras.

Igual para explicar esto es mejor emplear un quincunce o Tabla de Galton, pero admitidme que el relámpago era mucho más metafórico. Pongamos un ejemplo un poco más práctico. El valor más a la derecha es ser deportista de élite y el de la izquierda el mejor pianista del mundo. Para llegar a estos puntos, en cada decisión tendremos que tomar siempre el mismo camino (siempre derecha o siempre izquierda). Lo que significa hacer muchos, pero que muchos sacrificios.

Afortunadamente la vida no es tan perfectamente lineal, ni los puntos a los que queremos llegar son siempre los extremos, por lo que siempre hay margen de error. Y a veces la presencia de un relámpago cercano influye en el curso que sigue otro, lamour-ohlálá-lamour y esas cosas. Simplemente hay que disfrutar del trayecto y cuando te encuentras en un cruce, tomar la senda que crees más adecuada.

Pero tampoco nos tomemos la vida muy a pecho: vamos a acabar estrellándonos en el suelo hagamos lo que hagamos...

24 de mayo de 2013

Diplomacia

No te cases con nadie. Nunca. No hablo de amor, hablo de aferrarte a una idea, a una postura, a un bando. Cásate sólo contigo mismo, y con tus principios. Pero con los principios que tengas hoy, porque mañana pueden no ser los mismos. Ah, y ten compasión cuando estés en el lado de los vencedores, porque te gustará recibirla si algún día te toca el otro lado. Bastante amarga es la derrota, como para que encima tetoquenloshuevos.

Sé esceptico hasta la médula porque no hay una verdad. No me creas, sólo leeme. Sólo existen las verdades que nos llegan a través de personas, y cada persona tiene la suya propia. Filtra cuanto puedas y formate tu propia verdad. Pero sobre todo nunca, bajo ningún concepto, actúes de una forma que no quieres porque te lo diga tu entorno: "Para que el mal triunfe, basta con que los hombres buenos no hagan nada". No alimentes la turba, porque te deshumanizará, te quitará lo poco único que tienes.

Es de los pocos consejos buenos que te podré dar. Por un lado porque doy pocos y por otro porque los consejos casi nunca valen. La experiencia viene de los errores propios. Está bien saberse la teoría, pero no hay mejor profesor que la vida cuando te suelta una guantá bien dada. Si decides seguir ese camino, estate preparado. Vivirás en el fuego cruzado. Te lloverán de todos los lados. Y te preguntarás qué haces ahí, solo, mientras los demás se parten la crisma. Todos aferrandose a una cruz, a la tradición, al enmicasasejuegaasí. Y todos alentándose entre ellos, sabedores que si su bando gana será una victoria de todos.

No recuerdo en qué momento miré a mi alrededor en la trinchera, vi que no me gustaba lo que tenía a mi lado y crucé hacia el otro lado. Me llamaron de todo: traidor, sucia rata, vendido, túantesmolabas... Te va a tocar pasar por eso. Y seguramente llegues al otro lado, tampoco te guste lo que veas, y vuelta a empezar. Ley de vida maifriend.

Y entonces te darás cuenta de que la vida nunca es blanco o negro. Pero también descubrirás que el arcoiris de felicidad, paz y amor se lo llevaron los osos amorosos cuando dejaron de emitirlos en TV. La vida son grises. Y ahí es donde tu encontrarás tu color favorito entre una amplia gama: el gris salomónico; el gris tú tienes razón pero él también; el gris me lavo las manos porque estáis como una cabra...

No se trata de quedar bien con todos. Ni de no quedar mal con nadie. Se llama sentido común y un poco de cordura en un mundo loco que se va a la mierda. Es coger el violín y seguir tocando mientras el Titanic hace glup, glup, glup.

No es un camino fácil. Los que realmente valen la pena nunca lo son, por eso precisamente la valen.

22 de mayo de 2013

Arrancando motores

Releyendo el post de ayer me he dado cuenta que no he definido la temática que voy a seguir, ni cada cuanto pienso postear y tal. Mejor. Así hare lo que me salgaloshuevos. Para variar y esas cosas.

Lo que tengo claro es que ya no tengo 20 años y me meo en los pantalones. Ahora tengo casi 28.

Así que me dedicaré a colgar canciones, recomendaciones de películas, de libros, teorías que pasan por mi cabeza o que lea en algún sitio... Espera, estoy teniendo un dejá vu.

Imagino que haré un poco de caso al eslogan del blog y contaré mis peripecias y aventuras con la sociedad. Ya sabéis, esa extraña desconocida con la que me junto de vez en cuando. Y pondré por escrito algunas de las miles de reflexiones inútiles a las que llego cada día. Quién sabe, igual a alguien le ayuda.

Pero por hoy poco más diré, salvo que os dejo un vídeo que a mi me hizo reflexionar.

¿Estás haciendo realmente lo que te hace feliz?

21 de mayo de 2013

1:30 AM

Me parece importante matizar la hora porque refleja muchas cosas. Refleja el volver a encontrarme con una parte de mí que hacía tiempo que estaba desaparecida. Apagada o fuera de cobertura. Tampoco es que me hubiese dado por llamarla o buscarla. Tampoco es que se haya preocupado en dar señales de vida.
Es la pantalla encendida en la habitación a oscuras. Es el parpadeo de algo que está dentro de mi mente. Algo que nunca duerme. Algo que no me deja dormir. No porque me quite el sueño, sino porque me hace resistirme a cerrar los ojos. Qué será será...

Curiosamente va de la mano con el hecho de escribir. Imagino que es la manera que tengo de sacar cosas que normalmente no quiero o no me dejo decir. La parte más reflexiva, más filosófica, menos racional de mi personalidad. La que simplemente deja fluir las emociones a través del teclear aparentemente aleatorio de estos dedos. La que espera a que el mundo duerma para gritar en silencio. Tal vez gritar no sea la palabra, porque no es un grito. Más bien es la que canta, la que baila cuando nadie mira. 

Hoy, una vez más, he sido consciente que el cosmos tiene una manera muy irónica de tejer todas las cosas, y de mantenerlas unidas con algo invisible y que no alcanzamos a comprender. Llámalo destino, azar, X, o "ya es casualidad que me pase a mi esto". Yo lo llamo saber permanecer callado y escuchar cuando el universo habla. Y no me pongo más metafísico que luego me echáis a los perros.

Casi nada bueno en esta vida sale a la primera. Pero todo lo bueno siempre merece una segunda oportunidad.

O eso al menos es en lo que he creído siempre.

Tomen asiento señores, la función va a continuar.