26 de mayo de 2016

Componentes PC (parcialmente conectados)

Alguna vez ya he comentado que tengo un don, bastante inútil por cierto, gracias al cual encuentro canciones que describen a la perfección mi estado anímico. A veces suenan en la radio y mi mente hace un 'clic'. Otras veces, como hoy, simplemente me encuentro cantado una canción que tenía en la memoria. Precisamente esa, a la que en su día no le presté demasiada atención, aparece como por arte de magia. Con un piano, precisamente un piano, que tiene unos bajos que golpean como martillos pilones: rítmicos, precisos, demoledores.

Puede ser que acierten por la melodía, por la letra, o por ambas a la vez. El caso es que el otro día estuve en una situación bastante intensa, pero no reaccione en ese momento. No es que me quedara paralizado, sino que fue una sensación de llamar a alguien por teléfono, que dé tono, pero la persona al otro lado no lo descuelgue.No se muy bien cómo explicarlo, pero no es la primera vez que me pasa.

Siempre he pensado que la psique humana se da un aire a un ordenador. El procesador sería la parte racional de la mente, los recuerdos el disco duro, los oídos el micrófono, la voz los altavoces, etc. Para la parte emocional es más difícil encontrar la analogía, pero yo la comparo con la tarjeta gráfica. Funciona de manera parecida al procesador, pero la información que maneja es diferente.

De procesador nunca me he quejado, aunque a veces me haga overclocking y me quede un poco chamuscado. Y de gráfica creo que no tengo una de alta gama, pero funciona relativamente bien. Mi problema es que el cable que contecta ambos dispositivos es defectuoso. Vino mal de fábrica, y no he conseguido que me lo cambien. O quizás soy yo el que lo desconecta.

Por eso nunca consigo conectar los dos hemisferios. O lo hago a destiempo. O lo hago mal y uno le envía información errónea al otro. En particular el otro día debió de soltarse y directamente la gráfica no respondia. Así que cuando el procesador le llamó, sólo hubo silencio al otro lado.

Pero hoy el cable se ha reconectado y todo ese torrente de emociones ha venido de golpe. Inconscientemente, sin esperarlo. Ha aparecido sin tan siquiera saber que estaba ahí. Y todo ese silencio que llenó la ausencia de palabras el otro día se ha llenado con otra cosa. Inmaterial, irracional, pero que identifico con la siguiente canción.

Decían en la vida es bella que el silencio era aquel que desaparecía si le llamabas. Yo sólo sé que hay silencios cómplices y silencios incómodos; silencios a gritos y silencios monótonos; pausas dramáticas, oídos sordos. Yo sólo se que hay palabras que no dicen nada y silencios que lo dicen todo.


20 de mayo de 2016

Faraones, fanáticos y otras farándulas

Hoy hace justo una semana que llegaba a casa después de coger (entre otros) un El Cairo - Londres. Llegué igual que acabo de llegar hoy, pero bien podía haber no llegado. Todos los que nos montamos en aviones en ese viaje sabiamos lo que había.

El problema es que a veces olvidamos que eso es lo que hay siempre, a diario en nuestra vida cotidiana. Un conocido me comentaba hoy que "vaya suerte". Lo curioso es que acto seguido me comentaba que este año iba a correr el encierro, como todos los años, con la mejor de sus sonrisas y los ojos llenos de ilusión. 

Un accidente de tráfico, una visita al médico en la que te descubren un cancer terminal, un resbalón en la bañera. Y se acabó. A la muerte no hay que tenerle miedo, porque entonces viviriamos paralizados por el terror. Lo único que no hay que perderle es el respeto. 

Por eso, y aunque suene a gurú barato, aprovecha y vive la vida lo mejor que puedas. No voy a decir esa gilipollez de vive como si no fueses a estar mañana, porque entonces iríamos de un extremo al otro. Pero nunca dejes de ser consciente de que la parca nos vigila y sólo ella sabe cuando va a venir a saludarnos. Lo que quieras hacer hoy, lo que de verdad tengas ilusión por hacer, haz todo lo que esté en tu mano por conseguirlo. Quizás mañana no estés para tener otra oportunidad.