9 de julio de 2013

Cometas en el cielo

Curiosa la vida. A veces te sorprende cuando menos te lo esperas. Desde las cosas más nimias hasta aquellas que te cambian la vida. A veces vas en un vuelo hacia tu nueva vida, dejando atrás todo lo que has sido hasta ahora. Empezando de cero. Borrando incluso de tu mente el remanente, la memoria caché, las cookies y toda esa mierdadeordenadoresquenoentiendenadie.

Y de repente, te interrumpe una chica de la fila de atrás: - Perdona, tu eres Hermenegildo, verdad? - Nos conocemos? Y lo que parecía una simple chica se convierte de repente en una ola de recuerdos, de conocidos, de conexiones con lo que justo estabas tratando de dejar de lado. Como si el universo conspirase para que no dejes de ser quien eres. Para que no dejes atrás tu esencia. Porque lo que eres hoy, es todo lo que has vivido ayer; lo bueno y lo malo.

Y resulta que lo que tú pensabas sobre cómo te veían los demás no era cierto. Que uno es como es, pero sobre todo como le ven los demás. Aquello que decía Ortega y Gasset del yo y sus circunstancias. Y que la única manera que tienes de comprobar la teoría es el experimento. Y que hasta que no experimentamos, no deberíamos nunca considerar las teorías como ciertas. 

Qué probabilidades hay de que dos cometas se crucen en el cielo? De que lo imposible pase a improbable, y de ahí a hecho en apenas un segundo? Qué más da. A veces es mucho mejor coger la tabla, pillar la ola y tan sólo dejarse llevar intentando que el bamboleo de la vida no nos tire al agua.

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